Familia
Dile adiós al sarro y grasa del cancel del baño
Ciudad de México.- Mantener el baño limpio y brillante puede ser una tarea complicada, sobre todo cuando el sarro y la grasa se acumulan en el cancel de vidrio o acrílico, ya que con el paso del tiempo, la humedad y los residuos de jabón crean una capa difícil de quitar que opaca la superficie.
Afortunadamente, existen trucos caseros efectivos que te ayudarán a dejar el cancel como nuevo sin usar productos costosos o químicos agresivos.
Con ingredientes naturales como el vinagre y el bicarbonato, puedes mantener tu baño impecable, libre de residuos y con un brillo duradero. Además, aplicar estos trucos con frecuencia te permitirá ahorrar tiempo y dinero, cuidando al mismo tiempo el medio ambiente.
El sarro aparece por la acumulación de minerales del agua, especialmente cuando la capa es dura (señal de que es rica en calcio y magnesio). Cuando el agua se seca sobre el vidrio, deja una marca blanca que, con el tiempo, se endurece, a esto se suma la grasa del jabón y los restos de champú, que se adhieren fácilmente a las paredes del cancel, generando un aspecto opaco y difícil de limpiar.
Una de las mejores soluciones para eliminar el sarro del baño se encuentra en la cocina. Solo necesitas:
Vinagre blanco
Bicarbonato de sodio
Limón (opcional)
Esponja suave o paño de microfibra
Estos ingredientes son ecológicos, económicos y muy eficaces. El vinagre actúa como desinfectante natural y disuelve los residuos minerales, mientras que el bicarbonato ayuda a eliminar la grasa y las manchas más difíciles.
Rocía vinagre blanco puro sobre las superficies del cancel y en las zonas con mayor sarro.
Deja actuar por 10 a 15 minutos para que el vinagre ablande la suciedad.
Espolvorea bicarbonato de sodio sobre una esponja húmeda y frota con movimientos circulares.
Si las manchas son persistentes, exprime un poco de limón sobre el área para potenciar el efecto desincrustante.
Enjuaga con agua tibia y seca con un paño limpio de microfibra para evitar marcas.
Este sencillo truco no solo elimina el sarro y la grasa, sino que también devuelve el brillo original al cancel y deja un aroma fresco y natural en el baño.
Seca el cancel después de cada ducha para evitar que el agua se acumule.
Usa un rociador con vinagre diluido (mitad vinagre, mitad agua) una o dos veces por semana.
Evita limpiadores abrasivos, ya que pueden rayar el vidrio o el acrílico.
Ventila bien el baño para reducir la humedad y prevenir nuevas manchas.
Agencias
Familia
Dile adiós a moscas e insectos en tu cocina?
Ciudad de México.- La cocina, por concentrar comida, humedad y residuos de alimentos usualmente se convierte en el sitio ideal para que los insectos encuentren alimento y refugio. Ante esta situación, especialistas en control de plagas advierten que la prevención es la herramienta más efectiva.
Más allá de los aerosoles o fumigaciones de emergencia, la estrategia se centra en tres pasos fundamentales: higiene constante, sellado de accesos o entradas y uso responsable de trampas caseras o cebos.
Los restos de comida son la primera invitación para que los insectos entren a la cocina, por ello, la mejor recomendación es mantener superficies limpias, no dejar platos sucios durante las noches y guardar los alimentos en recipientes herméticos, especialmente los que contengan harina, cereales y azúcares.
Otro punto esencial está en el manejo de residuos y basura: los contenedores sin tapa o bolsas rotas son el ambiente perfecto para las moscas, por eso es importante utilizar botes herméticos, vaciarlos con frecuencia y limpiar el área donde se colocan, pues se puede convertir en un foco de infestación.
Además de la limpieza, es recomendable tapar grietas en las paredes y sellar entradas o huecos alrededor de tuberías, así como colocar mosquiteros en puertas y ventanas para reducir el acceso de plagas.
En caso de detectar insectos, se recomiendan colocar cebos en gel o estaciones de cebo, que son transportados por las propias obreras hacia la colonia, logrando un control más completo. Por su parte, los insecticidas en spray deben ser la última opción y aplicarse con precaución, nunca sobre superficies donde se preparan los alimentos.
Finalmente, la principal acción contra las plagas siempre será la prevención a través de la higiene, manteniendo una rutina de limpieza y orden para evitar la incomodidad de los insectos y proteger la salud familiar en un espacio libre de visitas indeseadas.
Agencias
Familia
Cuando el bebé que esperas no es del sexo que deseabas
Sentir decepción o tristeza, y por ello también culpa, al conocer que el hijo que está por llegar es niño o niña es algo muy común. Sin embargo, es uno de los grandes tabúes de la maternidad
Ciudad de México.- El ser humano tiene preferencias incluso cuando no es consciente de ello, y el sexo del bebé que se está esperando no es una excepción. “Las personas solemos sentir más inclinación por una u otra opción. En el caso del sexo de nuestros hijos, esa preferencia suele estar más definida”, explica la psicóloga perinatal María Palos. “Yo pensé que me daba igual lo que fuera hasta que nos confirmaron que era niña. En ese momento me llevé una decepción y me di cuenta de que quería que fuese niño”, reconoce Ángel Rodríguez, que ahora es padre de dos hijas.
La decepción o la tristeza que provoca que un bebé no sea la niña o el niño que uno había imaginado es otro de los grandes tabúes asociados a la maternidad. Cuando esto ocurre surge un conflicto interno que, en ocasiones, se transforma en un duelo que se transita con cierta vergüenza porque tiende a tacharse de superficial. “Un duelo no es solo cuando se te muere alguien. Existen duelos por una expectativa que no va a ocurrir y el sexo del bebé no es algo banal. Se mueven muchas cosas que responden a qué es para nosotros un niño, una niña, cómo ha sido la relación con nuestros hermanos o hermanas…”, explica Palos. “No es algo secundario, va ligado a nuestra historia y a nuestras relaciones familiares. Muchas veces depositamos en el género de nuestro futuro hijo nuestras expectativas más inconscientes. Está enraizado en la historia psíquica de cada uno”, coincide la psicóloga Natalia Prado.
Cristina Pedroche confesó recientemente en un episodio del podcast La vida secreta de las madres que cuando se enteró de que su segundo hijo era un chico a la primera persona que se lo contó fue a su psicóloga: “Me daba vergüenza. No quería decirle a la gente que ya sabía el sexo porque era niño y yo no lo había asumido. Para mí ha sido un duelo, ya tenía el nombre de mi segunda hija, hablaba con ella y ya me la había imaginado”. La presentadora no fue capaz de verbalizar que lo que estaba esperando era un niño hasta la semana 16 de embarazo, cuando pudo ver con sus propios ojos en una ecografía que no había dudas de que los genitales eran masculinos. “Hasta ese momento yo seguía con la ilusión de que me dijeran que se habían equivocado. Y eso que era prácticamente imposible porque me hice unos análisis genéticos prenatales donde se detectan diferentes enfermedades y también se descubre si el bebé es niño o niña”, contó en el programa presentado por Paola Roig y Andrea Ros. “Yo lloraba en mi primer embarazo pensando en que podía tener una niña y ser una potencial víctima. Prefería tener un potencial agresor y educarle bien que tener una potencial víctima y no saber cómo defenderla”, reconoce Andrea Ros en el mismo podcast.
La periodista Helena Poncini, que está esperando su tercer hijo, ha transitado una aflicción similar a la de la mediática presentadora: “Tengo una niña y un niño y esta vez, dado que este va a ser mi último embarazo, me hacía especial ilusión tener una chica y que mi hija mayor tuviera el mismo vínculo que yo he tenido con mi hermana”. “Es cierto que es un proceso que se lleva en silencio y apenas se comenta”, prosigue la periodista, “con suerte lo hablas con alguna amiga con la que tengas mucha confianza o con tu psicóloga, y es importante hacerlo porque te das cuenta de que se trata de un sentir muy común”. Poncini reconoce que no ha encontrado nombre para este bebé porque solo le gustan nombres femeninos y tampoco ha podido deshacerse de la ropa de niña, “aunque sé que ya no nos va a hacer falta”.
Las especialistas consultadas coinciden en que cualquier duelo se gestiona mejor visibilizándolo y hablándolo con el círculo más cercano. “Tenemos que darnos el permiso de hablarlo y no vivirlo en soledad”, señala Palos. “Estar decepcionado porque el bebé es de uno u otro sexo produce sentimientos de culpa y vergüenza que dificultan poder expresar cómo y por qué nos sentimos así. Claro que lo prioritario es que nuestro hijo venga sano. Pero cuando ya sabemos que eso es así, debemos permitirnos sentirnos mal cuando no todo es como lo habíamos imaginado con tanta ilusión. Parece que la maternidad tiene que ser el momento más pleno de nuestra vida y no es así. Es un reto muy duro y un embarazo no tiene por qué ser algo idílico”, sostiene Prado.
“El embarazo sigue romantizándose y hay muchas imposiciones sobre cómo deben sentirse las mujeres. De ahí que la decepción que se siente en estos casos choque con lo que se exige desde fuera”, comparte la psicóloga Diana Crego Cordón. “Nos guste o no, los estereotipos de género nos marcan”, agrega.
A Julia, mamá de un niño de año y medio que prefiere no dar su apellido, le pasó al contrario: “Cuando me dijeron que iba a tener un niño sentí mucho miedo. Yo tuve un padre violento e impredecible y también una relación muy tóxica con un hombre que me maltrató. Todo eso dejó secuelas en mí. Por suerte, cuando mi hijo nació, todo ese miedo desapareció y me enamoré de él. Ahora estoy convencida de que ha venido a mi vida, como buenos maestros que son los hijos, para enseñarme muchas cosas”. La psicóloga Natalia Prado confirma que en este tipo de casos es muy común preferir dar a luz a una hija.
Crego anima recordando que la desilusión ante el descubrimiento del sexo de bebé suele desaparecer en unos días o semanas: “Aunque, a veces, cuando hay motivos muy profundos como un historial de malos tratos, puede surgir un rechazo que se alargue hasta el parto e incluso el posparto”. En esos casos, matiza Prado, es vital tirar de los hilos adecuados para elaborar los sentimientos que aparecen y llegar al origen del malestar: “Entender todo lo que se articula alrededor del sexo de nuestro hijo nos ayuda a aceptarlo”.
Agencias
Familia
¿Cada cuánto se deben cambiar las sábanas?
No basta con que huelan bien: las sábanas pueden acumular más gérmenes de lo que imaginas, y lavarlas una vez al mes podría no ser suficiente
Ciudad de México.- Dormir en una cama limpia no solo se trata de confort, sino también de salud. Las sábanas, al estar en contacto directo con nuestro cuerpo, absorben sudor, células muertas, polvo y hasta restos de cosméticos o cremas. Si no se lavan con la frecuencia adecuada, pueden convertirse en un caldo de cultivo para bacterias, ácaros o incluso hongos.Luis Domenech, especialista en descanso y fundador de Dormitorum, lo deja claro: la frecuencia ideal para lavar las sábanas es una vez a la semana. Pero, dependiendo de tu estilo de vida o del clima, ese ritmo puede variar.
¿Cada cuánto se deben cambiar las sábanas?
Aunque una vez por semana es la recomendación general, existen situaciones que exigen mayor frecuencia:
Si estás enfermo/a: cambia las sábanas cada 2 o 3 días para evitar que virus y bacterias retrasen tu recuperación.
Si vives en una zona calurosa o húmeda: el sudor se acumula con rapidez; lo ideal es lavarlas cada 3 o 4 días.
Si duermes con tu mascota: pelo, suciedad o alérgenos hacen recomendable cambiar las sábanas cada 5-7 días.
Si tienes alergias o asma: cámbialas dos veces por semana para reducir al máximo la exposición a ácaros.
Para camas de uso ocasional (como las de invitados): una vez al mes puede ser suficiente.
Cómo lavar las sábanas correctamente
Más allá de la frecuencia, el lavado debe hacerse con ciertos cuidados para asegurar la higiene y alargar la vida útil de los tejidos. Estos son los consejos clave según Dormitorum:
Sepáralas por colores y materiales para evitar que se destiñan o deterioren.
Usa un ciclo de lavado suave si tus sábanas son de algodón delicado o mezcla de fibras.
Lávalas con agua caliente (60 °C o más) si estás enfermo o necesitas eliminar bacterias y ácaros.
Elige agua templada (40–50 °C) para sábanas de color o tejidos delicados.
Evita el agua fría salvo que sean de seda o bambú, donde el calor puede dañarlas.
Sécalas a temperatura baja o media para evitar que encojan o se deterioren.
Guárdalas en un lugar seco y ventilado, y alterna juegos de sábanas para que duren más.
Dormir bien empieza con una cama limpia
Dormir en ropa de cama limpia y fresca reduce alergias, mejora el descanso y contribuye a una mejor salud general. Y aunque pueda parecer un detalle menor, lavar tus sábanas con conciencia puede marcar una gran diferencia en tu bienestar diario.
Agencias
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